La Dependencia Emocional

La Dependencia Emocional suele ser el resultado de carencias afectivas arrastradas desde la infancia que generan frustración e insatisfacción en el aspecto emocional y que provocan en la adultez  una necesidad apremiante por otra persona, en este artículo nos enfocamos a  la pareja, pudiendo existir diferentes figuras que generen este condicionamiento. El aprendizaje de cómo son las relaciones dependientes se forma en la infancia, el desarrollo de ésta se da en las etapas donde la persona se empieza a relacionar sentimentalmente. El dependiente renuncia a su vida por complacer la vida de otra persona. Su estado anímico, pensamientos, distracciones, dependerán totalmente de la relación que  esté viviendo. Cuando se vive en esta falacia se crea una felicidad insana, irreal,  donde todo gira en torno a la otra persona.

Baja autoestima, miedo a la soledad, al rechazo,  necesidad de aceptación, ansiedad, depresión, son algunas de las características o síntomas  del dependiente. La necesidad de sentirse queridos los hace hacer cualquier cosa hasta llegar  a realizar  actos que les parezcan denigrantes con tal de mantener la relación, se puede decir que este tipo de personas suelen llegar a ponerse como “tapetes”. Cuando la persona presenta los síntomas de la dependencia emocional su funcionamiento social, profesional etc, será acorde a como vaya su relación. Si su relación va bien o más o menos bien la persona podrá cumplir con sus responsabilidades; sin embargo si la relación va mal, el dependiente le costará mucho trabajo inmiscuirse en sus actividades diarias ya que su mente estará ocupada pensando en la otra persona.  No hay nada más alejado de la felicidad que ser dependiente.

Suelen tener continuamente pensamientos y sentimientos negativos como culpa, preocupaciones y sensación de vacío que solo pueden llenar con la pareja.
 
No se sienten satisfechos con nada y tienen un desmedido miedo a la ruptura. Cuando sienten que la relación esta bien, magnifican su “felicidad”  todo les parece bien, se sienten amados, con proyectos etc. Una vez que la relación empieza estar mal o  existe la  ruptura el dependiente entra en un circulo  destructivo de angustia, desesperación, tristeza, depresión, sufrimiento, pensamientos obsesivos negativos. Es tanto su miedo a que la pareja los deje, que soportan cualquier trato insano desde maltratos físicos, verbales, emocionales, infidelidades, justificando la acción y en ocasiones culpándose por ésta. Muestran una visible resistencia a perder la fuente de su ficticia seguridad emocional y afecto que constituye su pareja.
Existen muchas personas que permiten situaciones incomodas en diferentes entornos de su vida: trabajo, familia, amistades, pareja, hijos, etc.  Donde su respeto y valor como persona quedan extinguidos.
Cuando una persona experimenta  este tipo de padecimiento, sufre más de lo que pudiera disfrutar.  Depender de otra persona para ser feliz, mantendrá un estado de insatisfacción permanente, se vivirá en un sube y baja, perdiendo el control de sus emociones habitualmente.
El dependiente emocional, debe saber que sí existen relaciones saludables, gratificantes, que producen alegría y felicidad. Es posible tener una relación de pareja sana.  Cuando se esta inmerso en la dependencia se cree que el único modo de relación es la que se está viviendo y no creen que pueda haber otra forma de relacionarse.

Si después de leer estas líneas acerca de la dependencia emocional, te surgieron dudas acerca de si tu experimentas o en algún momento de tu vida has tenido episodios de dependencia, analiza tus actos, tus reacciones como te sientes al estar en pareja.
Nos convertimos en dependientes emocionales cuando ponemos nuestra felicidad en manos de los demás.

Existe solución a la dependencia emocional. Lo primero es reconocer si eres una persona dependiente y lo mas importante que quieras transformar esa situación. Existen terapias que están enfocadas en solucionar de raíz ese padecimiento, empezando a trabajar autoestima,  heridas emocionales de la infancia y niño interno.

Por: David Vázquez Vázquez, Psicólogo e Hipnoterapeuta.

Consultas en IG: @DavidVazquezVazquez