Envío gratis en compras mayores a $1,400 MXN Los seres humanos somos sociales por naturaleza, sin embargo, el aislamiento y la soledad forman parte íntegra a su vez, de nuestra paleta de colores como especie.
Y a pesar de ello, el aislamiento no es, para ninguno de nosotros, sustentable.
Incluso los grandes pensadores, científicos, los monjes tibetanos o los escritores más solitarios requieren de un intercambio eventual con alguna persona dentro alguna circunstancia, ya sea durante una junta, publicación, clase, etc.
Es parte de nuestra naturaleza el buscar a otras personas como nosotros, muchas veces sin importar si son diferentes o similares y con base a esto, viene la idea de la comunidad.
El término comunidad proviene del latín communitas, -atis y significa, de acuerdo al diccionario, un grupo de seres humanos que tienen ciertos elementos en común, tales como el idioma, las costumbres, valores, tareas, visión del mundo, edad, ubicación geográfica, estatus social o rol social.
Ahora que vivimos en una era de aislamiento, en la que es difícil tener contacto directo con las personas, debemos mantener presente, sin embargo, que podemos seguir manteniendo una comunidad activa con nuestros amigos, seres queridos o con gente nueva con la cual nos gustaría intercambiar ideas o visiones de la vida. El aislamiento actual no significa que tengamos que aislarnos por completo del mundo, podemos estar en contacto por medio de las redes sociales o por medio del uso del teléfono.
El mantener viva la comunidad con la que hemos decidido coincidir es primordial para mantener nuestros niveles de estrés y ansiedad estables y para nuestra salud mental. Está comprobado que el aislamiento total de una persona tiene los mismos efectos que fumar en exceso o no mantener una vida balanceada.
El aislamiento continuo tiene consecuencias tales como el incremento del deterioro cerebral y neuronal, así como un aceleramiento en casos de demencia y Alzheimer.
por Tessie Herrasti @tessieherrasti www.tessieherrasti.com
